Προοίμιο στις οδηγίες για το πώς κουρδίζουμε ένα ρολόι
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te ataras a la muñeca y pasearas contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Σκέψου αυτό: όταν σου χαρίζουν ένα ρολόι, σου χαρίζουν μια μικρή ανθισμένη κόλαση, μια αλυσίδα από τριαντάφυλλα, ένα μπουντρούμι από αέρα. Δεν σου δίνουν μόνο το ρολόι, τα χρόνια πολλά, και τα ελπίζουμε να ζήσεις να το χαίρεσαι γιατί είναι καλή μάρκα, ελβετικό με μηχανισμό από ρουμπίνια· δεν σου χαρίζουν μόνο αυτόν τον μικροσκοπικό λιθοξόο που θα τον δένεις στον καρπό σου και θα τον βγάζεις βόλτα μαζί σου. Σου χαρίζουν –δεν το ξέρουν, το χειρότερο είναι ότι δεν το ξέρουν-, σου χαρίζουν ένα καινούριο κομμάτι από σένα τον ίδιο, εύθραυστο και επισφαλές, κάτι που είναι δικό σου, αλλά δεν είναι το σώμα σου, που πρέπει να το δέσεις στο σώμα σου με το λουράκι του σαν ένα απελπισμένο χεράκι που κρέμεται απ’ τον καρπό σου. Σου χαρίζουν την ανάγκη να το κουρδίζεις για να συνεχίζει να είναι ρολόι· σου χαρίζουν την εμμονή να συμβουλεύεσαι την ακριβή ώρα στις βιτρίνες των κοσμηματοπωλείων, από το ραδιόφωνο, από την τηλεφωνική υπηρεσία. Σου χαρίζουν το φόβο να το χάσεις, να στο κλέψουν, να σου πέσει κάτω και να σπάσει. Σου χαρίζουν τη μάρκα του, και τη σιγουριά ότι είναι μια μάρκα καλύτερη απ’ τις άλλες, σου χαρίζουν την τάση να συγκρίνεις το ρολόι σου με τα υπόλοιπα ρολόγια. Δε σου χαρίζουν το ρολόι, εσύ είσαι το δώρο, εσένα σε προσφέρουν για τα γενέθλια του ρολογιού.
Οδηγίες για το πώς κουρδίζουμε ένα ρολόι
Εκεί στο βάθος είναι ο θάνατος, αλλά μη φοβάστε, κύριε. Κρατήστε το ρολόι με το ένα χέρι, πιάστε με δύο δάχτυλα το κουμπάκι για το κούρδισμα, γυρίστε το απαλά. Έτσι ανοίγεται μια νέα περίοδος, τα δέντρα ξεδιπλώνουν τα φύλλα τους, οι βάρκες κάνουν κωπηλατικούς αγώνες, ο χρόνος σα βεντάλια γεμίζει από μόνος του και απ’ αυτόν γεννιέται ο άνεμος, το αεράκι της γης, ο ίσκιος μιας γυναίκας, το άρωμα του ψωμιού.
Τι άλλο θέλετε λοιπόν, τι άλλο θέλετε; Δέστε το γρήγορα στον καρπό σας, αφήστε το να πάλλεται ελεύθερα, μιμηθείτε το με λαχτάρα. Ο φόβος σκουριάζει τους μηχανισμούς, ό,τι έχει κατακτηθεί και ξεχάστηκε τρώει σιγά σιγά τις φλέβες του ρολογιού, προκαλώντας γάγγραινα στο κρύο αίμα των ρουμπινιών του. Και εκεί στο βάθος είναι ο θάνατος αν τυχόν δεν τρέξουμε και φτάσουμε νωρίτερα και καταλάβουμε ότι πια δεν έχει σημασία.
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te ataras a la muñeca y pasearas contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.